¡Ay, triste musa mía!
Como quisiera verte
de virtud enaltecida.
Como quisiera verte desterrada
a un mundo sin falsedades
ni verdades ajadas.
Ojalá que tu música encontrara
un bardo inspirado,
una lira templada.
Déjame sólo a mi suerte,
oyendo los ecos de los poetas
que osaron desafiar a la muerte.
No te detengas,
no me extrañes,
no me sientas...
Que siempre habré de buscarte
¡Ay, triste musa mía!,
en los ocasos y levantes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario