Por entre mares
de acero y fuego,
abordando al bajel
de mortal barquero,
Salto a la batalla sin miedo.
Por causas perdidas
y afrentas imperdonables,
por holocaustos y llantos
y penas inolvidables,
Dejo verter mi sangre.
Por escudos de bruma
y de espectros ateridos,
por crueles espadas
de rayo bruñido,
Reniego de la vida y del destino.
¿Qué mas dá?
Perdido por perdido,
no quedan finales
para mis caminos.
De esperanzas se han quedado vacíos.
¡Qué tan bello es
burlarse de la muerte!
Qué tan triste es
cuando te atrapa la suerte.
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