Soledad, dulce castigo,
amarga compañera,
de tu impronta no hay abrigo,
ni perdón a tu condena.
Solo queda la angustia,
la ausencia, y las ilusiones,
y por ellas sonrío,
¡Pues que bellas ilusiones!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Experimentos para poner en verso aquello que no puedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario