domingo, 15 de mayo de 2011

En la vecindad de los finales.

Los muertos se envían cartas
en las que no dicen nada.
Nadie puede leer lo que escriben,
sus letras quedaron abandonadas.

Yacen a la sombra del vacío,
en tumbas de paredes invisibles,
ignorantes de los días que pasan,
a toda luz insensibles.

Ojalá no fueran tantos
y no reinaran este mundo
como siervos de los dueños
de intereses vagabundos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario