El sol menguado rehuye
invitado de otro día,
encendiendo al cielo
de mi pálida melancolía.
Las flores de la ribera
esconden su alma joven
de la amargura y la noche
que al paso desoyen.
Las piedras se trocaron
en vientos y mariposas
sin que cuenta me diera,
perdido en la deshora.
El aire huele a olvido,
a todo aquello que supe,
a misterios escondidos,
a horizontes azules.
Y así las sombras
se apoderan del hoy,
hundiéndolo en memoria,
cubriendo lo que soy.
Que vengan las sombras hasta donde estoy.
Cómo si sólo a la luz, fuéramos.
Hacia las sombras voy.
Cómo si sólo un recuerdo, fuéramos.
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