jueves, 29 de mayo de 2014

La marcha de las ilusiones

Un ejército de trovadores
ebrios de versos y canciones
tocan en sus laúdes rotos
la marcha de las ilusiones.

La gente los mira y aplaude.

Yo los escucho desde mi ventana
que da a la calle.

Desde mi corazón que da
a la calle.

Los niños ríen y empujan
de las manos a sus madres,
de las manos a sus padres.

Y todos cantan el coro
alegre, sin memoria
para más que un verso
que es el que suena ahora.

Los ancianos se sientan
en la sombra y sonríen,
pues si algo recuerdan
es la marcha de las ilusiones.

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