martes, 20 de julio de 2010

Relato olvidado.

Era una piedra
redonda y grisácea,
cansada de crecidas,
soles, lluvias y mareas.

Una hoja fugaz
en su final lamento
se posó breve antes de
ser arrastrada por el viento.

Hermana hoja,
encuentra consuelo
en los ríos del aire
que te llevan en su vuelo.

Eso haré,
hermana piedra,
hasta que al caer
me aprisione la tierra.


Seremos olvidadas
cuando los elementos
nos hayan devorado.

Vivas o muertas,
nada pedimos
al mundo taimado.

Y nos contentamos con ser.

Hasta que se
agote el tiempo
que nos ha sido dado.

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